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Psalms 68

:
Spanish - DHH1996
1 Del maestro de coro. Salmo y cántico de David. Cuando Dios entra en acción, sus enemigos se dispersan; los que le odian huyen de su presencia;
2 desaparecen como el humo en el aire, se derriten como la cera en el fuego; ¡ante Dios están perdidos los malvados!
3 Pero los buenos se alegran; ante Dios se llenan de gozo, ¡saltan de alegría!
4 Cantad a Dios, cantad himnos a su nombre; alabad al que cabalga sobre las nubes. ¡Alegraos en el Señor! ¡Alegraos en su presencia!
5 Dios, que habita en su santo templo, es padre de los huérfanos y defensor de las viudas;
6 Dios da a los solitarios un hogar donde vivir, libera a los prisioneros y les da prosperidad; pero los rebeldes vivirán en tierra estéril.
7 Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo marchando a través del desierto,
8 la tierra tembló, la lluvia cayó del cielo, el Sinaí tembló delante de Dios, delante del Dios de Israel.
9 Oh Dios, hiciste llover en abundancia para renovar las fuerzas de tu tierra seca.
10 Tu pueblo se estableció allí y tú, oh Dios, por tu bondad, le diste al pobre lo necesario.
11 El Señor dio un mensaje; muchas mujeres lo anunciaban:
12 “¡Están huyendo los reyes y sus ejércitos!” En casa, las mujeres se repartían lo que se le había quitado al enemigo,
13 pero vosotros os quedasteis entre los rediles. ¡Alas de paloma cubiertas de plata! ¡Sus plumas, cubiertas de oro fino!
14 Cuando el Todopoderoso hizo huir a los reyes, nevaba sobre el monte Salmón.
15 ¡Qué altos son los montes de Basán, y qué elevadas sus cumbres!
16 Vosotros, que sois montes tan altos, ¿por qué miráis con envidia el monte donde Dios quiso residir? ¡El Señor vivirá allí para siempre!
17 Dios cuenta por millones sus carros de combate; del Sinaí vino en ellos a su templo.
18 Oh Dios, subiste a lo alto llevando cautivos; recibiste tributo entre los hombres, y hasta los rebeldes se rindieron a ti, Señor.
19 ¡Bendito sea el Señor, nuestro Dios y salvador, que día tras día lleva nuestras cargas!
20 Nuestro Dios es un Dios que salva y que puede librarnos de la muerte.
21 Dios partirá la cabeza de sus enemigos, la cabeza de los que siguen pecando.
22 El Señor ha dicho: “Te haré volver de Basán; te haré volver del mar profundo,
23 para que bañes tus pies en la sangre de tus enemigos, y que tus perros la beban.”
24 Oh Dios, mi Dios y rey, en tu santuario se ven las procesiones celebradas en tu honor.
25 Los cantores van al frente y los músicos detrás, y en medio van las jovencitas tocando panderetas.
26 ¡Bendecid todos a Dios el Señor! ¡Bendígalo todo Israel reunido!
27 Al frente de ellos va Benjamín, el menor, con muchos jefes de Judá, Zabulón y Neftalí.
28 Dios mío, demuestra tu poder; ¡confirma lo que has hecho por nosotros!
29 Desde tu alto templo, en Jerusalén, a donde los reyes te traen regalos,
30 reprende a Egipto, a esa bestia de los juncos, a esa manada de toros bravos y becerros que en su afán de riquezas humillan a los pueblos. ¡Dispersa a la gente que ama la guerra!
31 De Egipto vendrán embajadores; Etiopía levantará sus manos a Dios.
32 ¡Cantad a Dios, reinos de la tierra, cantad himnos al Señor,
33 al que cabalga sobre los cielos, sobre los cielos eternos! Escuchad cómo resuena su voz, su voz poderosa.
34 Reconoced el poder de Dios: su majestad se extiende sobre Israel, su poder alcanza al cielo azul.
35 Maravilloso es Dios en su santuario; el Dios de Israel da poder y fuerza a su pueblo. ¡Bendito sea Dios!