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2 Samuel 15

:
Spanish - RVR1995
1 Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros, caballos y cincuenta hombres que corrieran delante de él.
2 Se levantaba Absalón de mañana y se ponía a un lado del camino junto a la puerta, y a cualquiera que tenía pleito y venía ante el rey a juicio, Absalón lo llamaba y le decía: "¿De qué ciudad eres?" Él respondía: "Tu siervo es de una de las tribus de Israel".
3 Entonces Absalón le decía: "Mira, tus palabras son buenas y justas; pero no tienes quien te oiga de parte del rey".
4 Y añadía Absalón: "¡Quién me pusiera por juez en el país, para que vinieran ante todos los que tienen pleito o negocio, y yo les haría justicia!"
5 Cuando alguno se acercaba para postrarse ante él, le tendía la mano, lo abrazaba y lo besaba.
6 De esta manera hacía con todos los israelitas que venían ante el rey a juicio; y así les robaba Absalón el corazón a los de Israel.
7 Al cabo de cuatro años, Absalón dijo al rey: —Te ruego que me permitas ir a Hebrón a pagar el voto que he prometido a Jehová.
8 Porque cuando estaba en Gesur de Siria tu siervo hizo este voto: "Si Jehová me hace volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová".
9 —Ve en paz —le dijo el rey. Se levantó y fue a Hebrón.
10 Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel diciendo: "Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: "¡Absalón reina en Hebrón!""
11 Con Absalón fueron doscientos hombres de Jerusalén convidados por él, los cuales iban inocentemente, sin saber nada.
12 Mientras Absalón ofrecía los sacrificios, mandó a buscar en la ciudad de Gilo a Ahitofel, el gilonita, consejero de David. Así la conspiración se fortalecía y aumentaba el pueblo que seguía a Absalón.
13 Llegó un mensajero adonde estaba David, diciendo: "El corazón de todo Israel se va tras Absalón".
14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: —Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar ante Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, nos cause una desgracia y hiera la ciudad a filo de espada.
15 Los siervos del rey le respondieron: —Tus siervos están listos para todo lo que nuestro señor y rey decida.
16 El rey salió entonces, seguido de toda su familia. Y dejó el rey a diez concubinas para que guardaran la casa.
17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.
18 Todos sus siervos estaban a su lado. Todos los cereteos y peleteos, todos los geteos y seiscientos hombres que le habían seguido a pie desde Gat, iban delante del rey.
19 Y dijo el rey a Itai, el geteo: —¿Para qué vienes también con nosotros? Vuelve y quédate con el rey, pues eres extranjero y estás desterrado también de tu lugar.
20 Ayer viniste, ¿y voy a obligarte hoy a que andes con nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde pueda ir; vuélvete y haz volver a tus hermanos. ¡Que Jehová te muestre amor permanente y fidelidad!
21 Itai respondió al rey diciendo: —¡Vive Dios, y vive mi señor, el rey, que para muerte o para vida, donde esté mi señor, el rey, allí estará también tu siervo!
22 Entonces David dijo a Itai: —Ven, pues, y pasa. Itai, el geteo, pasó con todos sus hombres y toda su familia.
23 Todo el mundo lloraba a gritos. Pasó toda la gente el torrente Cedrón; luego pasó el rey, y todo el pueblo pasó por el camino que va al desierto.
24 Iban también con él Sadoc y todos los levitas que llevaban el Arca del pacto de Dios; y asentaron el Arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.
25 Pero dijo el rey a Sadoc: —Haz volver el Arca de Dios a la ciudad. Si hallo gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva y vea el Arca y su Tabernáculo.
26 Y si dice: "No me complazco en ti", aquí estoy, que haga de lo que bien le parezca.
27 Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: —¿No eres el vidente? Vuelve en paz a la ciudad y vuelvan con vosotros vuestros dos hijos: Ahimaas, tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.
28 Mirad, yo me detendré en los llanos del desierto, hasta que llegue una respuesta de vosotros que me traiga noticias.
29 Entonces Sadoc y Abiatar devolvieron el Arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allá.
30 David subió la cuesta de los Olivos, e iba llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. Todo el pueblo que traía consigo cubrió también cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.
31 Dieron aviso entonces a David diciendo: "Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón". Y David exclamó: "¡Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel!"
32 Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, Husai, el arquita, le salió al encuentro, con sus vestidos rasgados y la cabeza cubierta de tierra.
33 David le dijo: —Si vienes conmigo, me serás una carga.
34 Pero si vuelves a la ciudad y dices a Absalón: "Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo", entonces podrás desbaratar los planes de Ahitofel.
35 ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oigas en la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.
36 Con ellos están sus dos hijos, Ahimaas, el de Sadoc, y Jonatán, el de Abiatar; por medio de ellos me comunicaréis todo los que oigáis.
37 Así fue Husai, amigo de David, a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.