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Isaiah 44

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Spanish - BTA1825
1 Esto dice el Señor, que te ha hecho y te ha formado, tu favorecedor desde el seno de tu madre: No temas, ¡oh Jacob , siervo mío!, y ¡oh rectísimo!, a quien elegí para que fueses mío;
2 porque yo derramaré agua sobre la tierra sedienta; y haré correr caudalosos ríos por los eriales; derramaré mi espíritu sobre tu linaje, y la bendición mía sobre tus descendientes.
3 Y crecerán como crecen los sauces entre la hierba, junto a las corrientes de las aguas.
4 Este dirá: Yo soy el Señor; aquel otro se gloriará de llevar el nombre de Jacob ; y otro escribirá sobre su mano: Soy del Señor, y se apellidará con un nombre semejante a Israel.
5 Esto es lo que dice el Señor, rey de Israel y su redentor, el Señor de los ejércitos: Yo soy el primero y yo el último, y fuera de no hay otro dios.
6 ¿Quién hay semejante a mí? Que se declare y se explique; y me exponga la serie de las cosas desde que yo fundé la antigua gente del mundo: anuncia a los suyos lo porvenir, y las cosas que han de suceder.
7 No temáis, pues, ni os conturbéis. Yo he sido, ¡oh Israel!, el que desde el principio te las hice saber a ti, y te las predije: Vosotros me sois testigos. ¿Hay por ventura otro dios fuera de mí, u otro hacedor de las cosas a quien yo no conozca?
8 Todos los forjadores de ídolos son nada, y de nada les aprovecharán esas cosas que más aman. Ellos mismos para confusión propia son testigos de que los ídolos ni ven ni entienden.
9 ¿Quién es, pues, tan insensato que pensó formar un dios, y fundió una estatua que para nada sirve?
10 Lo cierto es que cuantos tienen parte en esto, quedarán avergonzados, porque estos artífices son unos hombres necios. Y si no júntense todos ellos, y preséntense delante de mí, y temblarán todos, y quedarán confundidos.
11 El herrero trabaja el ídolo con la lima; en la fragua y a golpes de martillo lo forja, labrándolo a fuerza de brazos; y sentirá a veces el hambre, y desfallecerá, y a pesar de su cansancio no irá a beber agua.
12 El escultor extiende la regla sobre el madero, forma el ídolo con el cepillo, lo ajusta a la escuadra, le da su contorno con el compás, y saca la imagen de un hombre, asemejándola a un hombre bien parecido, que habita en una casa o templo.
13 Cortó cedros, trajo el roble y la encina crecida entre los árboles del bosque; plantó un pino, que mediante la lluvia se hizo grande.
14 Y se sirve de estos árboles el hombre para el hogar; toma parte de ellos, y se calienta, y con su fuego cuece el pan; pero de lo restante fabrica un dios y lo adora; hace una estatua y se postra delante de ella.
15 Una parte del árbol quema en la lumbre, y con otra cuece la carne para comer, y compone el asado, se sacia y se calienta y dice: ¡Bueno!, me he calentado, he hecho un buen fuego.
16 Mas del resto del árbol forma para un dios y una estatua; se postra delante de ella, y la adora y la suplica diciendo: Sálvame, porque eres mi dios.
17 Son unos ignorantes, sin entendimiento; tienen embarrados los ojos para no ver, ni ser cuerdos.
18 No reflexionan, ni consideran, ni tienen seso para decir: Yo quemé una mitad al fuego y cocí el pan sobre sus ascuas, aderecé las carnes y las comí; ¿y del resto haré un ídolo? ¿Me postraré ante el tronco de un árbol?
19 Una parte de éste es ya ceniza y no obstante un corazón necio lo adora, y no se desengaña a mismo diciendo: Quizá la obra hecha por mi mano es una falsedad.
20 Acuérdate de estas cosas, ¡oh Jacob , tú, oh Israel!, ya que eres mi siervo. Yo te formé: Siervo mío, eres, ¡oh Israel!, no te olvides de mí.
21 Desvanecí, como a una nube, tus maldades, y como a niebla tus pecados; conviértete a mí, pues yo te he redimido.
22 Cantad, ¡oh cielos!, alabanzas, porque el Señor ha hecho tan gran misericordia; alégrate, tierra, de un cabo a otro; montes, selvas y todas sus plantas, haced resonar sus alabanzas, porque redimió el Señor a Jacob , y será glorificado en Israel.
23 Esto dice el Señor, redentor tuyo, que te formó en el seno de la madre: Yo soy el Señor, Hacedor de todas las cosas, que por solo extiendo los cielos, y fundo la tierra, sin ayuda de nadie.
24 Que falsifico los presagios de los adivinos, y a los agoreros les quito el juicio; que dejo corridos a los sabios, y convierto en necedad su ciencia.
25 Yo soy el que llevo a efecto la palabra de mi siervo, y cumplo los oráculos de mis enviados o profetas; el que digo a Jerusalén destruida: Habitada serás algún día; y a las ciudades de Judá: Seréis reedificadas, y yo poblaré vuestros desiertos.
26 Yo el que digo al abismo: Sécate; yo dejaré áridos tus ríos.
27 El que digo a Ciro: seras mi pastor; cumplirás todos mis designios. El que digo a Jerusalén : serás reedificada; y al templo: serás fundado de nuevo.
28 Esto dice el Señor a mi ungido Ciro, a quien he tomado de la mano, para sujetar a él las naciones y hacer volver las espaldas a los reyes, y para abrir delante de él las puertas, sin que ninguna pueda resistirle.